por T. Austin-Sparks
Capítulo 3 - HEMOS LLEGADO AL MONTE DE SIÓN
Mientras te esperamos a Ti [en Ti, Señor, esperamos] y, aunque necesitamos de Ti que nos bendigas, te pedimos que nos bendiga mientras esperamos en Ti, que nos levantemos aun más alto y podamos decir: Señor, satisfácete a Ti mismo.
Toma para Ti mismo el premio por tus sufrimientos, por las fatigas de tu alma. Señor, encuentra tu propia satisfacción.
Nuestras voluntades, lo sabemos, siguen. No perderemos nada si el Señor consigue lo que Él desea. Y así, podemos encontrar nuestra bendición en tu bendición, por amor de tu nombre, Amén.
Vamos a la Carta a los Hebreos, y estamos en esta mañana llegando a la concentración de toda la carta en sólo una sección. En el capítulo 12, tú te darás cuenta de que esta concentración de toda la carta en esta sección se rige por las dos palabras, "NO – SINO". Versículos 18-25:
“Porque NO os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más, porque no podían soportar lo que se ordenaba: Si aun una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con dardo; y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando; SINO que os habéis acercado al monte de Sión, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel. Mirad que no desechéis al que habla”.
N0 – SINO. No nos detendremos en los diversos detalles recogidos en el marco del "no". Simplemente diré que esto representa un tremendo cambio al pasar de todo un sistema de actividad y método divinos que en el pasado era de de naturaleza tangible, palpable, sensible, lo que tú podías ver con tus ojos naturales y oír con tus oídos naturales, y tener contacto con tus manos, poder registrar todo a través de los sentidos naturales del alma y del cuerpo. Esto comprende el sistema pasado, y sobre esto está escrito "no" –no más. Ese tipo de cosas fue dejado atrás. Y, noten ustedes, queridos amigos, es debido a que eso ha sido pasado por alto o a que no se reconoce, que el cristianismo está en el mal estado que está hoy en día, porque el cristianismo se basa en gran parte sobre este "no". Tú verás más de esto, tal vez, a medida que avanzamos viendo el lado positivo. Mientras tanto registro esto, registro aquello a lo que tú no has llegado. Toma eso cláusula por cláusula, en su significado. Toma cada cláusula con su significado, y verás que no hemos llegado. Nosotros no hemos llegado a un sistema que puede ser apropiado y conocido por los sentidos naturales. Eso abarca mucho, eso toca mucho, pero eso ha terminado. La Cruz ha dividido entre aquello y esto; aquello no, "sino que hemos llegado".
Ahora, yo quiero ser muy implícito y cuidadoso. ¿Será que ellos realmente vinieron al Sinaí? ¿Ves tú la descripción? El Espíritu Santo a través del escritor está haciendo esto tan definitivo y positivo y enfático, que esto fue algo muy real, tan real que hasta Moisés, que tenía acceso a Dios, que tenía tanta comunión con Dios, con el que Dios habló cara a cara como un hombre a su amigo, este hombre dijo: "Estoy espantado y temblando". ¿Esto fue real? ¿Fue eso imaginario? ¿Fue eso sólo abstracto? No, esto fue muy real. La gente gritó: "Ya basta, no podemos soportar esto”. “No podemos soportar esto", ¡Muy real! Eso es a lo que ellos habían llegado. Si tú hubieras estado allí, sin duda, habrías dicho: "No hay nada imaginario aquí.
Esto es algo increíble". "Sino que hemos llegado ", y ¿qué significa para ti decir que el "sino" es menos real que el "no"? ¿Quiere decir que esto a lo que hemos llegado es abstracto, mientras aquello fue concreto? Oh, no, estoy seguro de que esto es aun más real, según su propia especie, en su propio reino, y, queridos amigos, este es el punto sobre el cual debemos centrar todas las cosas, la realidad de aquello a lo que hemos llegado.
Cuando tú prosigues y desmenuzas todo esto en sus detalles, si tú estás basado en tus propios sentidos, los sentidos de la mente y del alma, te ves justa y completamente frustrado. De esa manera eso parece tan idealista o imaginario, tan etéreo, tan irreal. Observa que para lo natural, lo espiritual es irreal. Para el hombre natural, el hombre almático, aquello que es esencial e intrínsecamente espiritual es irreal. Su reacción es "¡Oh, seamos prácticos, pongamos los pies sobre la tierra, vamos a descender de las nubes y lograr que nuestros pies pisen sobre tierra firme, pongamos manos a las cosas que son más reales". Esa es la reacción del hombre natural frente a lo espiritual. Pero para el hombre espiritual, las cosas espirituales son mucho más reales que lo tangible. Y esto a lo que hemos llegado, por decir lo menos, es tan real como aquello que les vino en el Sinaí, aun cuando detrás de un orden diferente.
Sión, la Consumación de Todo
Ahora yo quiero que prestes atención al tiempo del verbo, porque esto es muy importante para obtener el tiempo: "Hemos llegado al monte Sión". No es que estamos llegando, no es que estamos yendo, y no es que estaremos llegando a Sión, no.
"Hemos llegado". Sé que proseguirás cantando: "Estamos marchando hacia Sión". Sabemos lo que
quieres decir, pero no estamos marchando hacia arriba a Sión. La Palabra dice: "Sino que os habéis llegado a Sión", tiempo presente. Se supone que debemos estar en Sión ahora. ¿Has entendido eso? Hay aquí, por supuesto, un contraste entre el Sinaí y Sión; pero no es sólo un contraste aquí; hay que tener en cuenta, de acuerdo con lo que acabo de decir, que más que un contraste, es la consumación.
Esta Sión estaba en el horizonte para el verdadero Israel en el principio. Pienso que es una cosa impresionante y asombrosa que encuentres al pueblo atravesando el Mar Rojo y saliendo al otro lado, y luego si miras en Éxodo 15, los encuentras en el otro lado, y tú tienes esto, justamente ahí, antes de que el pueblo hubiese marchado por el desierto en dirección a la tierra, o se hubiese ido para cualquier otro lugar más allá del otro lado del Mar Rojo, allí tienes lo siguiente: "Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad, en el lugar de tu morada, que tú has preparado, oh Señor, en el santuario que tus manos, oh Señor, han afirmado” (v. 17). Justo en el comienzo Sión está a la vista, como el final, la consumación de sus jornadas y de las experiencias del pueblo durante los próximos cuarenta años. ¡Ah, sí, y muchos más. Sión está en el horizonte desde el principio. Sión no es el comienzo, Sión es la consumación de todo.
Esto está en la Carta a los Hebreos. En los tiempos antiguos, ellos estaban en el camino, estadio por estadio, fase por fase, paso por paso. Te acuerdas de ese capítulo, que justamente está lleno, saturado, con esa palabra, en Números 33: "Salieron y acamparon: salieron y acamparon; salieron y acamparon". Pienso que esto acontece cuarenta veces en un solo capítulo. "Y salieron". Esto es "en el tiempo antiguo". La Carta a los Hebreos dice: "Hemos llegado, hemos llegado".
¿Cómo? Debido a que todas las partes y piezas, fases y etapas, pasos y movimientos, han llegado a su consumación en Jesucristo. Hemos llegado, hemos llegado al final de todos los movimientos de Dios en su Hijo. ¡Él es la consumación de todo!
Sión, la Obra Perfecta del Señor Jesucristo
Ahora bien, todavía esta palabra, "Sión", al cual dice que hemos venido, sigue siendo algo abstracto, en lo que respecta a nuestra mentalidad. Debemos, por tanto, descender para ver lo que es este Sión al cual hemos llegado. Hemos dicho que Sión es la consumación, la comprensión, o amplitud, pero ¿qué es? ¿Qué representa? ¿Qué hace arriba? ¿Qué es la constitución de Sión como propósito de Dios?
[1] Sión, un pueblo en beneficio de la completa y perfecta obra de Cristo
En primer lugar, decimos que Sión es un término inclusivo y amplio; en otras palabras, cuando entramos en el Señor Jesús, hemos llegado al todo inclusivo y todo comprehensivo pensamiento e intención de Dios. Puede que tengamos que crecer en nuestra aprehensión y comprensión de aquello a lo que hemos llegado, sin embargo, Dios no tiene nada que añadir a lo que ya hemos llegado. ¡Lo tenemos todo! ¡En Cristo, lo tenemos todo! Dios ha llegado a su propósito en Su Hijo, terminó su nueva creación en su Hijo, y ha entrado en Su reposo. De modo que la carta aquí dice: "Los que hemos creído entramos en el reposo" (4:3). Es un término amplio, Sión, que se refiere a todo lo que Dios ha puesto en Su Hijo para nosotros.
Cristo es la suma total de toda la obra de Dios sobre lo cual está escrito: "Todo está cumplido". Eso no significa que sólo llegará a un fin, significa que todo está terminado, todo está completo, todo es perfecto.
Tú conoces la fórmula, cuando los sacerdotes traían el sacrificio para la expiación, y ponían sus manos sobre la cabeza del sacrificio, ellos expresaban una fórmula que en griego significa: "Está perfecto". Ellos recorrían sus entrenados ojos sobre aquel sacrificio, revolviendo cada pelo para ver si había alguno de otro color, cualquier minúsculo punto de contradicción e incoherencia, abriendo la boca del animal, examinando sus dientes, cada parte era examinada por el ojo entrenado del meticuloso sacerdote; y cuando él terminaba su examen, y cuando el sacrificio había quedado expuesto durante diez días bajo aquel escrutinio, para ver si aparecía algún elemento inconsistente, imperfecto, al final, mostraba el sacrificio y ponía sus manos sobre él, y pronunciaba: "Está perfecto". Así ocurre en esta Carta a los Hebreos. Por medio de una sola ofrenda, Él perfeccionó para siempre, la hizo completa, y cuando Jesús exclamó: "Consumado es", fue el veredicto de una perfecta ofrenda a Dios, sin que tuviese mancha ni arruga.
Es perfecta. Es completa. Su obra y Su persona están en pie delante de Dios.
La suma de todo la obra de Dios está representada en el nombre simbólico, "Sión". Pero Sión es visto no sólo como Cristo personal, sino una cosa corporativa. Es el pueblo de Sión, tan bueno como Sión, el pueblo de Sión, es una cosa corporativa; y Sión, pues, un pueblo que está en beneficio de la obra completa y perfecta de Cristo, un pueblo que es el vaso de esa obra completa del Señor.
¿Sión? Es tan fácil decir cosas como esta, y esto es una enseñanza de la Biblia; tal vez, tú podrías decir, una buena enseñanza de la Biblia, pero, oh, mis amigos, antes tenemos que ver, en el curso de esta semana, que no es tan simple como eso. Y tú descubrirás casi todos los días de tu vida que esta posición de estar de pie y mantenerse firme en beneficio de la obra de Cristo no es una cuestión sencilla, es desafiante, es un subir a la montaña y un descender al valle, durante todo el camino, para que puedas ser desplazado a esta posición de la obra perfecta del Señor Jesús. Hemos llegado a algo perfecto, y debemos ser el pueblo que corporifica la obra perfecta del Señor Jesús. No quiero decir que seamos perfectos, pero Su obra es perfecta, y Él, que es perfecto, es con nosotros y en nosotros. Legará el tiempo cuando será manifestada esta perfección. Pienso que es un fragmento maravilloso en Tesalonicenses: "Cuando (Él) venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron" (2 Tes. 1:10). ¡Ser admirado! Y supongo que nosotros nos maravillaremos mucho más que cualesquier otras personas. Bueno, esto es Sión. Es Cristo, y Cristo colectivo, Cristo corporativo, el fundamento de todo. Su obra perfecta tanto como Su persona perfecta, –esto es Sión.
[2] Sión, la suprema victoria del Señor
Número dos: Ahora, por supuesto, me estoy manteniendo muy cerca del fondo, el fondo simbólico y típico del Antiguo Testamento, porque aunque las cosas del Antiguo Testamento ya hayan pasado, el significado y los principios espirituales son eternos, de modo que el significado espiritual y el principio de Sión es asumido y aplicado aquí. Esta es la causa por la cual este nombre, Sión, es sacado del Antiguo Testamento y traído aquí al Nuevo Testamento; de modo que la próxima cosa acerca de Sión es que es el símbolo exacto de la victoria absoluta del Señor.
Después de que habían traído a David de regreso de su exilio, haciendo de él el rey, los jebuseos ocuparon este sitio, se burlaron de David desde Sión y dijeron: "Tú no entrarás acá, pues aun los ciegos y los cojos te echarán" (2 Samuel 5:6). Con eso querían decir: David no puede entrar acá; y se fortificaron con los ciegos y cojos, y dijeron: "Estos son suficientes para mantenerte fuera de aquí. Este es un bastión inexpugnable, tanto es así que el más débil puede protegerlo y guardarlo. Si los más débiles, los ciegos y los cojos pueden hacerlo, y, por supuesto, no hace falta decir lo que pueden hacer los más fuertes". Los jebuseos consideraban que el monte Sión era absolutamente inexpugnable, invulnerable, es decir, la última palabra en seguridad; decían que era "incapturable". Ellos dijeron: "Tú jamás vendrás aquí, pues de hecho es casi imposible para ti hacerlo" –"Muy bien", dijo David. [Ellos aceptaron el desafío.] "Tomamos el guante. Ya lo verán". Sabemos lo que sucedió. David entró en la fortaleza y destrozó la aparente impenetrabilidad. La hizo romper y destrozar y tomar la fortaleza inexpugnable, y destruir la antigua fortaleza, convirtiéndola en la ciudad de David, la ciudad del Gran Rey. Su gran victoria, su inmensa victoria, está centrada, registrada y establecida en Sión; y Sión es el símbolo y sinónimo del gran poder del rey de Dios, del Ungido de Dios.
Ahora, esto es conclusivo: "Os habéis llegado a Sión," la ciudad del Dios vivo, os habéis llegado a Sión. ¿A qué hemos llegado? Hemos llegado a la suprema victoria de nuestro Señor Jesucristo sobre la antigua fortaleza inexpugnable –¿y qué era eso? Citamos a Mateo: "Yo edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella" (Mateo 16:18). ¿Y qué has oído acerca de esta expresión "las puertas del Hades?" No estoy seguro de que en mis primeros días no haya cometido este error. "Puertas", en la Biblia en las ciudades del Antiguo Testamento, eran los lugares donde se llevaban a cabo los consejos de los ancianos, donde tras discusiones venían a tomar decisiones en pro de la ciudad y la tierra; y eso hemos dicho, que las "puertas" son los consejos del infierno. No volvamos a cometer ese error. Eso es correcto, pero eso no es lo que significa. ¿Cuál es el otro bastión inexpugnable del príncipe de este mundo? Es la muerte. La fortaleza espiritual impenetrable que el Señor Jesús destruyó fue esa fortaleza inexpugnable de él, es decir, del diablo, el que tenía (detectaba) el imperio de la muerte (cfr. Hebreos 2:14). Así que el Señor Resucitado en la presentación de Sí mismo en el Libro de la Apocalipsis, justo al principio, dice: "Yo soy el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades" (1:18).
La muerte espiritual es una cosa tremenda, una cosa terrible, tanto así que el apóstol Pablo casi agota el vocabulario en este sentido cuando dice que debemos conocer "la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza" (Ef. 1:19). ¡Piensa en eso! El salmista decía: "Selah". ¡Piensa en eso! "19La supereminente grandeza de su poder (que es) para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza (la energía, la palabra griega aquí es energía), 20la cual operó (la energía) en Cristo, resucitándole de los muertos". ¡Qué lenguaje, qué forma de hablar! Esto encierra una implicación simplemente más allá de las expresiones de Pablo. Él tenía un vocabulario muy bueno, sin embargo, él mismo encuentra dificultad para expresar y explicar lo que aquello significaba para elevar a Jesús de entre los muertos, –¡vencer la muerte! Oh, es tan fácil decir: "Dios le levantó de los muertos", pero ¿tú ves lo que eso significaba? La ilustración en la Palabra –y, por supuesto, la ilustración siempre se desvanece en presencia de la realidad–, pero la ilustración en la Palabra es Egipto y el faraón y los dioses de los egipcios. Vea cómo Dios es justo, debo decir, Dios estuvo probando su poder a través de aquellos diez juicios. El primero es un gran poder, el segundo es un gran poder mayor que el primero, y el tercero es aun mayor que el segundo, y así hasta el décimo. Es un poder creciente, cada vez mayor, destruyendo algo, firme y poderosamente, derribando una gran fuerza; y cuando tú llegas a la cosa consumada, ¿qué es? Es la vida y la muerte, la muerte de todos los primogénitos de Egipto; y cuando esto es registrado, el pueblo es libre, y ellos salen, resucitados. Se trata de una ilustración. Los tipos son siempre pobres ejemplos ante la presencia de la realidad; la realidad es la resurrección de Jesucristo de los muertos por la gloria del Padre, por la eminente grandeza de su poder, y eso es para con nosotros. Queridos amigos, pienso que nosotros no hemos empezado a entender lo que esto costó, y cuál es este poder que hay por detrás, nuestro nuevo nacimiento, nuestro ser traído de muerte a vida.
Ahora regresamos a Sión. Esto es Sión."Vosotros habéis venido a Sión". Os habéis llegado a la inmensa victoria del Señor Jesús en el reino que supremamente desafió a Dios y al cielo, el reino de la muerte. La muerte. Y así tú tienes aquí en esta carta, especialmente en los primeros capítulos de hebreos, mucho sobre la muerte. "Él experimentó la muerte por todos los hombres". Él gustó la muerte por todos los hombres. Cristo "libró a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre" (Hebreos 2:15). Subraye la palabra muerte en los primeros capítulos porque esto es básico para todo lo que sigue, y cuando tú llegas al final de la carta, tienes aquella gran nota de nuevo: "20Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, 21os haga aptos para toda buena obra". Hemos sido traídos nuevamente de la muerte. Existe el potencial, existe la dinámica de nuestro ser hechos perfectos. Aquella muerte, que antes puso fin a toda la perfección espiritual, ahora ha sido vencida por el Gran Pastor de las ovejas.
¿He dicho poner un plazo? ¿Te acuerdas de lo que dice en Hebreos acerca de Aarón y todos sus hijos, los sacerdotes? Dice que no pudieron hacer nada perfecto, porque ellos murieron. La muerte puso punto final a su obra, y nada fue perfecto. Sin embargo, el Señor Jesucristo ha perfeccionado para siempre. ¿Por qué? Porque Él vive para siempre, "estoy vivo por los siglos de los siglos", por lo tanto, esta es la esperanza y la dinámica de que tú has sido hecho perfecto.
Oh, gracias a Dios, "la supereminente grandeza de su poder", que, finalmente, y con gran alegría delante de su gloria, va a "presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante" – presentada impecable. ¡Oh, qué tremenda palabra! ¡Qué barrido del escenario es este! Impecable! Vaya, que aquí nosotros sólo vivimos obsesionados con las culpas de nuestro prójimo y con nuestras propias incorrecciones, y esto se convierte en un problemas –mirando la asamblea perfecta, la iglesia perfecta, y el cristiano perfecto; y sólo estamos todo el tiempo ocupados con lo que no es perfecto. Faltas y más faltas. Para presentarnos sin faltas: "Él es capaz de presentarnos sin mancha delante de la presencia de Su gloria en gran gozo". ¿Por qué? Porque Él ha vencido la muerte. La muerte es la fortaleza, la fortaleza, y Él ha despojado el bastión de Satanás: Él se sumergió con su fuerza imperial en los golfos de la profunda oscuridad. Él levantó de allí su trofeo, despreciando completamente la corona del usurpador frustrado.
La corona de Satanás es la muerte. La corona de Cristo es la vida. "Yo te daré la corona de la vida" (Ap. 2:10). Bueno, ¿estamos gastando demasiado tiempo en detalles acerca de Sión? Esto es a lo que hemos llegado, o se supone que han llegado. Que se nos dé la fuerza y la fe para comprender lo que se dice. Que podamos entrar en el gozo maravilloso de esto.
[3] Sión, el lugar de su morada
Número tres. Sión, de nuevo, era y es en su sentido espiritual, en su realidad, el centro de su morada. La morada del Señor. El Señor habita en Sión. El Señor se encuentra en Sión.
¿Lo podrías notar en Éxodo 15? "Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad, en el lugar de tu morada que tú has preparado, oh Señor" (v. 17). Sabemos históricamente que fue allí donde Dios tenía Su santuario; y debo decir aquí eso sin atender los detalles, como en Hebreos 12:18 en adelante, Jerusalén y Sión parecen términos sinónimos. Se ven como si fueran intercambiables. Parece que son intercambiables. No son exactamente la misma cosa, pero ¿me atrevería a dejar de tratar con la diferencia que hay? Se puede salir sin ningún tipo de consideración especial, pero aquí es "la ciudad que Tú, Señor, has hecho –la Jerusalén celestial".
Y así llegamos entonces a este lugar de Su morada, el lugar donde el Señor está. Si a ti se te preguntara dónde se encuentra el Señor, me maravillo de lo que podrías responder. Podrías mencionar muchas cosas, tales como, "Si tú quieres encontrar al Señor, debes venir a nuestras reuniones. Debes venir a nuestra congregación, a nuestro lugar de adoración, y allí localizas al Señor"; y haciendo eso ¿se localiza al Señor? Yo sé que en el Antiguo Testamento ellos tenían que ir a ciertos lugares donde el Señor colocó Su nombre. Sin embargo, en el sentido geográfico y literal, este ya no es el caso.
Para entender esto, vamos a ver que aquí hay un gran peligro en el que la cristiandad ha caído, y todos nosotros estamos en peligro de intentar la localización de la presencia de Dios. Quiero decir, literalmente hablando: "Aquí es donde tú tienes que venir, o que es donde tú tienes que ir, si quieres encontrar al Señor". No te engañes. Eso no es cierto. Nosotros ya hemos pasado de ese sistema. Eso está bajo el "no". Todo eso está bajo el “no”. Toda aquella concepción ya fue barrida.
No hay ningún "Efeso" o "Filipos" o "Tesalónica" sagrados; si los hubiera, aún estarían hoy en día en el mismo lugar donde estaban hace dos mil años. No están. Se han ido. El Señor se encontró allí, pero tú no lo encontrarás más ahí, no de esa manera. No, ni siquiera en Jerusalén, y ni en Roma. Pero ¿dónde está el Señor? El Señor Jesús se nos ha dado, ¿es una fórmula, una receta? "Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo". Ahí estoy yo, esa es la localización única (no me atrevo a utilizar la palabra "localidad") que es la única localización del Señor.
Ahora, en cualquier lugar donde tú puedas encontrar al Señor, en compañía del pueblo del Señor, donde el pueblo puede encontrarlo, tan pronto ese lugar deja de ser espiritualmente Sión, de ser lo que Sión realmente es espiritualmente, el Señor deja ese lugar, así como Él dejó el tabernáculo de Siloh.
Aquel lugar no era sagrado, el tabernáculo no era sagrado; en caso contrario habría sido preservado hasta los días de hoy. No, nada en esta tierra es sagrado para el Señor. El lugar donde el Señor está y es encontrado es en Sión. Ah, pero ¿qué significa Sión? ¿Qué es Sión? ¿Qué hemos dicho nosotros que es Sión? ¡Sión es este lugar al que ya hemos llegado! Entonces, ¿ahora puedes tú ir y construir un edificio y conseguir una congregación y colocar en la puerta: “Sión”? ¡No! ¡No! ¡No! Eso es esa mentalidad. ¿Tú puedes ver esa mentalidad?
Sión es algo espiritual, un pueblo espiritual, y lo grande sobre ese pueblo es que tú encuentras al Señor ahí cuando encuentras ese pueblo. Con ellos, tú simplemente encuentras al Señor. No encontrarás una técnica, una forma, un ritual, una doctrina, una enseñanza, una interpretación y todas esas cosas. Tú sólo encontrarás al Señor. “Hemos llegado a Sión”.
Oh, dejemos que esto sea una prueba, tanto como una afirmación.
Desistiremos de todo –construcciones, lugares, y toda nuestra constitución– dejamos todo eso si las personas no están encontrando al Señor cuando ellas llegan al local donde estamos. Pablo trae eso a lo individual: “Vosotros sois el templo del Dios vivo”. Esta es una aplicación individual, “el templo de Dios”. El lugar de su morada es el lugar donde Cristo es la finalidad de Su obra, la plenitud de aquello que Él hace, donde las cosas son conformadas a Cristo. ¡Esto es Sión!
[4]Sión, la sede del gobierno divino Número cuatro: Sión es la sede del gobierno divino, a fin de volver de nuevo a "Sión, la ciudad del gran Rey". De Sión saldrá el gobierno. Desde Sión Cristo gobernará la nación. Sión, la sede de su soberanía y su gobierno, donde está su trono. He insinuado hace unos minutos sobre la diferencia entre Jerusalén y Sión. Sión, a mi entender, es lo que Jerusalén debería ser, y Jerusalén no es siempre Sión, pero Sión es lo que Jerusalén debería ser –el centro gubernamental.
Todo el pueblo de Dios no constituye la sede, el centro y la expresión de este gobierno; y en el libro de Apocalipsis, tendrás algo más que "la ciudad santa, la Nueva Jerusalén".
Tendrás "naciones caminando a la luz de la misma". Tú tendrás un círculo adicional. Sí, ellos están en el Reino. No, yo no estoy discriminando entre la Iglesia y el Reino. Ese no es mi intención, sino que estoy diciendo que habrá vencedores. "Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono" (Ap. 3:21).
Eso es Sión, pero Jerusalén no siempre se ajusta a eso, en lo que se refiere al pueblo del Señor.
Pienso que es mejor dejarlo ahí, pero, como ya tú lo ves, esto es una gran dificultad para muchos. Tú presentas lo esencial, todo el pensamiento de Dios acerca de la Iglesia, ¿cuál es el pensamiento de Dios sobre la Iglesia, la Jerusalén celestial? Sí, tú lo presentas, pero algunos dicen: "Mira todos estos cristianos, con un pie en el mundo y el otro pie en el cristianismo".
Pero recuerda, existe esta realidad: Dios tiene un pueblo gobernando. Una cosa es ser ciudadano de un país, o incluso de una ciudad, pero otra cosa es ser un miembro de la familia real. ¿Ves lo que quiero decir? Sión es el epítome, la esencia misma del pensamiento de Dios para su Iglesia, a la que la Iglesia (en general, como un todo), pues no todos se han aproximado, sino esto, Sión, este es el lugar gubernamental.
Ahora, al principio fue así. La Jerusalén literal en Judea de la antigüedad era el centro del gobierno de la tierra. Tú te metes en tu Nuevo Testamento, y encuentras que las cosas se mueven desde Jerusalén. Se mueven. Tú dices: "¿Antioquía se convierte en el nuevo centro, y toma el lugar de Jerusalén?” ¿Eso es cierto? Esa es la manera de ponerlo los expositores; ellos hacen de eso un movimiento geográfico. Bueno, está bien, tú lo puedes aceptar, si quieres, pero eso no es cierto. Vamos entonces a Antioquía, y le damos un vistazo para ver lo que es esto.
¿Qué están haciendo en Antioquia? Había ciertos hermanos en Antioquía que ayunaban y oraban, y el Espíritu Santo habló.
Están fuera de la tierra, están fuera del mundo; ellos han dejado las cosas aquí, y están vinculados con el cielo. Y por medio del Espíritu Santo enviado del cielo, el gobierno celestial está en operación. El trono celestial es el que allí gobierna.
No, no es una reunión del consejo. No sé si alguno de ustedes conoce las caricaturas de E. J. Pace, pero hace años en el Sunday School Times, él tenía una caricatura muy buena.
Creo que era una de humor, pero muy buena. Él la llamó "La Primera Reunión deliberativa del Nuevo Testamento", y aquí están: todos los creyentes reunidos en una congregación en Jerusalén, y hay dos grandes manos con una tabla grande entre ellos. Y esta gran pizarra, esta gran pieza de madera, se derribó sobre aquel edificio y "todos ellos fueron dispersados", esparcidos por toda Judea, por toda Samaria, y hasta los confines de la tierra; y él le llama a aquello "La primera reunión deliberativa".
No, el centro gubernamental no se encontraba en la Jerusalén literal, y tampoco en la Antioquía literal. Sión está donde el cielo está gobernando y no los hombres, donde los consejos celestiales están operando: "y el Espíritu Santo, dijo." El Espíritu Santo. Es a esto a lo que hemos llegado, o deberíamos haber llegado. Espero no haber ofendido a alguno de vuestros miembros de la junta, vuestros hombres del comité, vuestros directores de la iglesia. No, no, nosotros estamos llegando a la realidad. Sión está probando, desafiando todo nuestro sistema.
Y aquí, en este punto, Sión significa: –el lugar donde el Cielo rige, donde el Cristo ascendido gobierna a través del Espíritu Santo, donde toma las decisiones, donde dirige las acciones.
“Apartadme a Bernabé y a Paulo para la obra a que los he llamado”. ¿Fue la reunión de la junta local que los comisionó a ellos? –No, "Yo los he llamado". Esta es una acción del cielo, y esto sí es fructífero.
[5]Sión, el lugar de la comunión firme y establece Número cinco: Sión es el lugar de la comunión firme y segura. Ahora bien, esto es bastante interesante e instructivo.
Vuelve a tu Antiguo Testamento. Cuando los corazones de los hombres de Israel se apartaron de Saúl a David, a fin de traerlo de regreso y hacerle rey, ¿qué aconteció? El primer movimiento fue a Hebrón, y allí permaneció durante siete años, en Hebrón.
¿Qué es Hebrón? ¿Conoces el significado de Hebrón? –Camaradería, compañerismo, eso es Hebrón. Ahora puedes poner eso sobre una comunión, si quieres, y llamarlo Hebrón, pero que sea verdadera esa comunión. Sin embargo, aquellos hombres trajeron a David de regreso y, en primer lugar, lo hicieron rey en Hebrón. Era algo parcial. Fue un movimiento rumbo a la plenitud, pero siete años en Hebrón, siete años (interpretado espiritualmente) para alcanzar una firme comunión. Y después de los siete años, se fueron para Jerusalén para Sión; y los valores de Hebrón están ahora centrados en Sión, es decir, Sión representa aquello en lo cual se establece la verdadera comunión del Espíritu!
Tienes que leer el resto de esta sección de Hebreos. Observa la maravillosa comunión que está ahí. ¿A qué hemos llegado? Incluso "a los espíritus de los justos hechos perfectos". Hemos venido a una comunidad maravillosa en el cielo. "A las huestes angelicales”, en comunión con los ángeles, en comunión con "los espíritus de los justos hechos perfectos ", en comunión con “Jesús el mediador de la nueva alianza". Es la comunión que existe en Sión, la comunión celestial. Y tú sabes muy bien si obtienes sólo un poco de comunión celestial; esto es el cielo.
Algunos de ustedes han venido de lugares lejanos donde han tenido poca o ninguna verdadera comunión espiritual, y cualesquiera otros valores que puedan existir en torno a esas convocatorias, siempre he encontrado que uno de los mayores valores, más aun que el ministerio, ha sido estos peregrinos solitarios que vienen de lejos y de cerca en las canciones de ascensiones a Sión, y encuentran aquella maravillosa comunión de corazón, que los ha enviado de regreso a sus lugares solitarios, aunque sabiendo que: "Bueno, no estoy solo, después de todo, pensaba que estaba solo. Yo era como Elías buscando un árbol de enebro para decir, basta ya, es suficiente. ¡Oh, Señor, quítame la vida. Yo soy el único que queda”. Pero he descubierto que hay siete mil en Israel! La comunión es una cosa maravillosa. Eso es Sión en verdad. "Vosotros habéis venido". Oh, que siempre pueda vivir usufructuando el bien de eso, y en nuestra soledad y aislamiento, y exiliados, podamos saber que nuestra comunidad está en el cielo. Tomó siete años para obtener aquella comunión, siendo entonces establecido en Sión.
En Sión. Bueno, preguntémonos nuevamente,¿qué es esto? Es la comunión de Cristo estando en Su lugar correcto y pleno.
David está ahora en su lugar correcto, y en su lugar pleno, para lo cual Dios lo ha escogido y ungido. Él está ahí: nuestro más grande David en su lugar, lugar verdadero y pleno; y donde quiera que sea verdad, esto es Sión. Y no es Sión a menos que sea así.
[6]Sión, la tierra de nuestra fiesta espiritual Número seis: Sión es la tierra de nuestras festividades. Casi dije esto en lo que acabo de decir. ¿Qué dice? "Sión, la ciudad de nuestras solemnidades". Esa es la frase de la Escritura, "la ciudad, el lugar, de nuestras solemnidades". ¿Qué significa eso? Eran las grandes fiestas y festivales de la gente que había en Sión. Dios había ordenado a este pueblo que debía ser un pueblo festivo. Ahora bien, esta parte en Hebreos dice que es a esto a lo que hemos llegado. Hemos llegado a innumerables ángeles en atavíos de fiesta. La ciudad de nuestras festividades.
¿Necesito decir más? Creo que esto, sé que esto, que si tienes algo que te aproxime al Sión espiritual, algo que sea real y verdaderamente el Sión espiritual, por pequeño que sea, tendrás una fiesta de cosas buenas. Cuando estas cosas son verdaderas, cuando estas cinco cosas que he dicho sean verdaderas, tú jamás tendrás hambre espiritual. Esos cinco aspectos son:
[1]Un pueblo para beneficio de la completa y perfecta obra de Cristo
[2] La suprema victoria del Señor
[3]El lugar de Su habitación
[4] La sede del gobierno divino
[5] El lugar de la comunión firme y segura Donde estas cosas sean ciertas, tú nunca tendrás hambre, hambre espiritual. El Señor se ocupará de que haya abundancia allí. Tú no serás un miserable, sino lleno de alegría. Necesitamos algo más que paseos religiosos por los campos; necesitamos de las festividades espirituales de Sión.
"Huestes de ángeles en atavíos de fiesta". No sé si yo entienda eso completamente, pero pienso que puedo vislumbrarlo.
Cuando los ángeles miran a Sión, ¡qué felices son! ¡Qué alegres se ponen! Ciertamente, hay alegría entre los ángeles cuando tú tienes este tipo de cosas. Cuando ellos miran a la Sión espiritual, se ponen sus vestidos festivos, y dicen: "Es esto. Esto es". Los ángeles se regocijan. Tal vez esa sea una interpretación imperfecta; no sé, pero estoy seguro de que es una parte de eso, porque registramos esto cuando tenemos algo que se aproxima a Sión de esta manera. Cuando experimentamos la comunión de Sión y el rey realmente en Su lugar de gobierno –registramos la sensación del cielo sobre eso y decimos: "Vaya, esto es bueno", y ya no condenaremos al viejo y pobre Simón Pedro. Caemos en la misma maravillosa y gloriosa trampa. Decimos: "Es bueno estar aquí". No nos vamos a ir nunca de este lugar de nuevo“. "Hagamos tres tiendas".
Cantamos, justo antes de esta ministración esta mañana, sobre el mundo en conflicto aquí abajo. Tenemos que regresar a ella, pero podemos volver con algo de la alegría de Sión, la ciudad de nuestras solemnidades, fiesta espiritual. Debo dejar este tópico, y llegar al último asunto respecto de Sión para esta mañana, y esto es sólo el primer fragmento en toda la sección.
Hay otro que probablemente tendrá la totalidad de nuestro tiempo mañana, el número ocho, pero eso no viene ahora.
[7] Sión, el lugar de nuestro registro espiritual –estoy registrado en el cielo, soy un ciudadano del cielo Número siete: Sión, el lugar de nuestra franquicia espiritual.
¿Es esta una palabra o idea difícil? Si tú no sabes lo que yo quiero decir, te recuerdo el Salmo 87: “Ama el Señor las puertas de Sión más que todas las moradas de Jacob” (v. 2). Entonces el salmista escoge aquellos lugares del mundo de los que los hombres hablan con orgullo: “Yo nací en Filistea”. Piensa en esto. “Yo nací en Tiro. Soy un ciudadano de Tiro”. “Yo nací en Etiopía”. Piensa en eso. El salmista (tú casi que puedes percibir su alegría), el salmista dice: “Este hombre nació en Sión, esto será dicho. De Sión, será dicho: Este es nacido allá”.
Algo absolutamente superior. Este hombre es un ciudadano de Sión, él nació allá, su nombre está registrado allá; y el salmista concluye esta comparación y contraste con: “Todas mis fuentes están en ti”.
Todas mis buenas fuentes están en ti. El lugar de mi registro: “Estoy registrado en el cielo; soy un ciudadano del cielo”.
“Nuestra ciudadanía –dice el apóstol– está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador” (Flp. 3:20). “Nuestra vida está escondida con Cristo en Dios” (Col. 3:3). “Nosotros nacimos de arriba” [siempre es correcta esta traducción]; y no “nacimos de nuevo”, sino “nacer de arriba”, que es algo superior a nacer de nuevo. No sólo que nosotros “nacimos de arriba” y que nuestros nombres están “escritos en el libro de la vida del Cordero”; no sólo esto, y esto ya es glorioso, sino que tú tienes el registro. Paulo se gloriaba de su libertad: “Yo soy un hombre libre”, y todos ellos tenían que rendirse a eso; hasta el Imperio Romano mismo tenía que inclinarse ante eso, un hombre nacido libre. El pobre capitán centurión pasó un sofoco cuando oyó eso. La vida de él estaba en juego por haber colocado cadenas en un hombre libre. Nuestra ciudadanía está en los cielos; nuestro registro está en los cielos; somos
“herederos de Dios e coherederos con Cristo”. Este hombre fue nacido allí, en Sión.
Voy a dejar esto con ustedes; yo realmente creo que no son sólo “ocho” interesantes y fascinantes enseñanzas bíblicas, sino que es un desafío: “Os habéis acercado al monte de Sión”.
Señor, ayúdanos a ver aquello a donde hemos llegado, lo que realmente somos en el pensamiento divino. Que el Señor haga que eso sea real para nosotros, donde quiera que podamos estar, y de la pequeña compañía con la que podamos relacionarnos y conectarnos, que esto sea sentido en esta verdad espiritual, la verdadera Sión.
Señor, haz de esto más que una mera enseñanza, o doctrina, o verdad bíblica, o una simple exposición bíblica. Coloca un desafío en esto, en cada corazón aquí presente. ¿Esto es verdad para mí? ¿Soy yo un ciudadano de Sión? ¿Son esas cosas reales en mi vida? Ayúdanos a intentarlo. Escucha nuestra oración, por Tu propia gloria y satisfacción en Tu Hijo.
Amen.
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