por T. Austin-Sparks
Capítulo 1 - Fortalecimiento de la fe Mediante la Adversidad
Lectura: Salmos 118
“Dad gracias al SEÑOR, porque Él es bueno; porque para siempre es su misericordia. Diga ahora Israel: Para siempre es su misericordia. Diga ahora la casa de Aarón: Para siempre es su misericordia. Digan ahora los que temen al SEÑOR: Para siempre es su misericordia” (v. 1-4).
“En medio de mi angustia invoqué al SEÑOR; el SEÑOR me respondió y me puso en un lugar espacioso. El SEÑOR está a mi favor; no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre? El SEÑOR está por mí entre los que me ayudan; por tanto, miraré triunfante sobre los que me aborrecen. Es mejor refugiarse en el SEÑOR que confiar en el nombre. Es mejor refugiarse en el SEÑOR que confiar en príncipes. Todas las naciones me rodearon; en el nombre del SEÑOR ciertamente las destruí. Me rodearon, sí, me rodearon; en el nombre del SEÑOR ciertamente las destruí. Me rodearon como abejas; fueron extinguidas como fuego de espinos; en el nombre del SEÑOR ciertamente las destruí. Me empujaste con violencia para que cayera, pero el SEÑOR me ayudó. El SEÑOR es mi fortaleza y mi canción, y ha sido para mí salvación. Voz de júbilo y de salvación hay en las tiendas de los justos; la diestra del SEÑOR hace proezas. La diestra del SEÑOR es exaltada; la diestra del SEÑOR hace proezas” (v.5-16).
El verdadero título de este salmo es el “salmo de pascua hosanna”, y su tema es fe para el ensanchamiento por medio de la adversidad. Martín Lutero llamó a este salmo su salmo, y creo que su vida es un comentario muy bueno sobre el tema. Sabemos por qué lo hizo su salmo. Bien podría haber sido el que originó el mismo, siendo su vida tan reflejada en todo lo que incluye. Es una simple explicación y un resumen de toda su experiencia. “Este es mi salmo”, dijo.
Este salmo nació realmente de la experiencia, y eso es lo que lo hace vivo. Ahí, detrás de todo eso, yace una historia muy profunda, especialmente con relación a dos conexiones particulares.
EL ENTORNO DEL SALMO
En primer lugar, este salmo, cuyo compositor nadie parece conocer, fue al menos adaptado a la Pascua, si es que no fue compuesto por causa de ella, después de la dedicación del Segundo Templo. Probablemente estés familiarizado con la historia del segundo templo. Por supuesto, tienes que ir al libro de Esdras y proseguir hasta el libro de Nehemías, y después a las profecías de Hageo y de Zacarías. Y cuando has leído estos cuatro libros, encuentras el entorno del salmo 118. Lee de nuevo los versículos 5 al 16 del salmo a la luz de eso, y verás cuánta luz arroja a estos versículos. O toma un fragmento, el versículo 10, “Todas las naciones me rodearon; en el nombre del SEÑOR ciertamente las destruí. Me rodearon, sí, me rodearon...” Vuelve al libro de Esdras, capítulo 4, versículo 9 y 10. Aquí hay toda una hueste de naciones reunidas contra Esdras y la edificación del segundo templo. Le rodearon, todas estas naciones, le rodearon como abejas con aguijón. Esta descripción de la adversidad, de la oposición, da a este Salmo una aplicación muy real, práctica; porque el remanente que ha escapado de la cautividad ha regresado a la tierra con la edificación y la dedicación del Templo a la vista, y si este salmo es una descripción de cosas tal y como eran entonces, es de hecho la historia de la vida desde la muerte.
VIDA DE LA MUERTE
Debemos recordar que el “yo” y el “mi” que se repiten en este salmo representan a la personificación del remanente o de la nación. Es como si la nación estuviera hablando como un solo individuo; es un “yo” colectivo. La nación está diciendo aquí: “El Señor me ha disciplinado muy duro” –qué cierto es eso de los setenta años de cautiverio– “pero no me entregó a la muerte” (v.18). “No moriré, sino que viviré y declararé las obras del Señor” (v.17). Así que el remanente, hablando en estas palabras, realmente incorpora esta gran verdad de la vida de la muerte y de la vida que triunfa sobre la muerte.
El Señor ha prometido a Su pueblo, cuando se encontraban en el lejano exilio y cautiverio, que Él “abriría los sepulcros” y los sacaría (Ezequiel 37:12-14). Y helo aquí. Están fuera, fuera del sepulcro de la cautividad, y era un sepulcro de hecho. No había señal en el sepulcro. “Los muertos no alaban al Señor” (Salmos 115:17) es una frase de las Escrituras, qué cierto era entonces. “Colgábamos nuestros instrumentos de los sauces... ¿como cantaremos al Señor en tierra extraña?” (Salmos 137.2-4). ‘Los muertos no Te alaban’. Pero, ¡Escucha! “Dad gracias al Señor, porque Él es bueno, porque para siempre es Su misericordia” –repetido cuatro veces al mismo inicio del Salmo, y después añadido como la coronación al final. Es un nuevo Salmo del terreno de la resurrección. Así, el Salmo, para comenzar, es un salmo sobre la vida que procede de la muerte.
LIBERACIÓN DE LA ESCLAVITUD
Y después, es, con mucha claridad, un salmo de liberación de la esclavitud. Estas gentes están regocijándose en este aspecto de su posición por la misericordia del Señor, a quienes se les recuerda de su pronta y grandiosa liberación, y verás aquí en el Salmo una referencia a la gran liberación de Egipto y una cita del libro del Éxodo. Juntan las dos cosas –la liberación de Egipto y la liberación de Babilonia–, y la liberación de Egipto siempre está mencionada en las Escrituras en términos de liberación de la “casa de esclavitud”. Por tanto, el Salmo es el Salmo de la liberación de la esclavitud.
Ahora bien, cuando traemos todo esto a la reedificación del segundo Templo, puedes ver como el remanente fue puesto en apuros, fue presionado por las naciones representadas por esos pueblos que habían sido traídos a Samaria. ¡Qué tiempos le proporcionaron a Nehemías todos èstos mientras él edificaba el muro! Estuvo bajo presión por todas partes. ¡Qué tiempos para Esdras! ¡Como sufrieron esos profetas!
La obra fue parada durante más de una década por causa de esta oposición y adversidad por todas partes. Pero la cuestión es que el templo fue construido, acabado y dedicado, y este Salmo fue cantado en la Pascua que siguió a la dedicación. Dice así: “Que los hombres hagan lo peor, que opriman por todas partes, que se opongan como quieran. La obra está hecha. El Señor la ha hecho a pesar de todo, y nosotros estamos fuera.”
DE LA LIMITACIÓN AL ENSANCHAMIENTO
Así, “el Señor me respondió y me puso en un lugar amplio” (v.5). De la muerte a la vida, de la esclavitud a la libertad. De la limitación al ensanchamiento –a “un lugar amplio”– y esto representaba algo muy grande por parte del Señor. Considera todo aquello con lo que el Señor tuvo que tratar –aunque por supuesto, eso es ponerlo de una forma equivocada, decir que el Señor tenga que “tratar” con algo. Porque Él es tan supremamente superior a cada situación.
Sin embargo, lo que había en contra de Su pueblo no era cosa menuda. Sacarlos hasta este ensanchamiento significó la victoria sobre unas dificultades tremendas. “El Señor me respondió y me puso en un lugar amplio”. Recordamos otra palabra, muy familiar para nosotros: “Nos metiste en la red; carga pesada pusiste sobre nuestros lomos. Hiciste cabalgar hombres sobre nuestras cabezas; pasamos por el fuego y por el agua, pero tú nos sacaste a un lugar de abundancia”. (Salmos 66:11-12) Es un salmo de triunfo sobre la limitación, trayendo ensanchamiento.
LA FIDELIDAD DE DIOS POR ENCIMA DE LA INFIDELIDAD DE SU PUEBLO
La versión de la que he citado usa la palabra “bondad” (traducida como misericordia en la Biblia de las Américas. Nota del traductor). La versión más familiar quizás tiene la palabra “misericordia” –“Su misericordia es para siempre”. Creo que hay una nota sobre la “bondad”, –La bondad de Dios– que toca el corazón cuando piensas del fracaso y de la infidelidad de Su propio pueblo. Qué historia es a lo largo de todo el trayecto, a lo largo de las vidas de los profetas mayores y menores. Parecería que si alguna vez la misericordia de Dios, la bondad de Dios, podría haberse agotado, habría sido con estas personas, con lo terribles que eran sus reacciones a la misericordia de Dios. ¡Qué lejos fueron contra el Señor! Pero aquí, al final, –y con Nehemías estamos en el último libro del Antiguo Testamento en el orden histórico–, estamos al final de una dispensación, y la gran nota es, “Su misericordia es para siempre”. Cuando usaban ese lenguaje, estas personas sabían lo que decían. No era simplemente poesía o sentimiento.
Por tanto, es un salmo de una gran consolación. Conocemos nuestras debilidades, conocemos nuestra infidelidad, sabemos cómo hemos fracasado y cómo fracasamos de hecho. El final de la historia es: “Su misericordia dura por siempre”. Ya ves que esta es la experiencia –y que a partir de ella, el testimonio– de un pueblo que ha probado que el Señor es fiel contra todos los hombres que iban en contra de ellos. Es un Salmo digno de tener. No es sorpresa que Lutero dijera: “¡Ése es mi Salmo!”
CANTADO POR EL SEÑOR ANTES DE GETSEMANÍ
Pero hay incluso más que eso. Lo segundo respecto de este salmo es que se cree que fue cantado por el Señor mismo y por Sus discípulos la noche de la Pascua. Antes de que yo supiera esto, solía decir: “Ojala supiera lo que cantaron cuando dice que después de la cena “cantaron un himno y salieron” (Mateo 26:30). He descubierto que con toda certeza, se cree muy fuertemente que éste fuera el Salmo que ellos cantaron. ¡El Señor Jesús cantando Él mismo este Salmo! Y los discípulos cantaron con Él. Me pregunto si realmente sabían lo que estaban cantando. Mirémoslo.
No hay duda de que este salmo se refiere en gran medida, si no en su plenitud, al Señor Jesús, porque se cita en conexión inmediata con Él en diferentes lugares del Nuevo Testamento. Por ejemplo, “bendito es el que viene en el nombre del Señor; te bendecimos desde la casa del Señor“ (v. 26). Pero los títulos del Salmo, “el salmo de la Pascua, hosana”, no se base en el incidente de la entrada del Señor a Jerusalén, cuando cortaron ramas de palmeras y salieron cantando este salmo delante de Él: “Hosana al Hijo de David: Bendito el que viene en el nombre del Señor”. No se basa en esto. Ya sabes que en varias ocasiones en el Nuevo Testamento, las palabras que se citan son las siguientes: “La piedra que los edificadores desecharon ha venido a ser cabeza del ángulo” (v. 22). El Señor Jesús las usó con respecto a Sí mismo (Mt. 21:42) y Pedro las usó en referencia a Cristo (1 Pe. 2:7). Así que éste es un sentido amplio, lo que se llama un Salmo “mesiánico”. Se refiere al Señor Jesús.
EL TRIUNFO DE LA FE
Ahora bien, si el Señor cantó este Salmo en la oscura noche de la Pascua y en su traición, ¡Qué gran triunfo de la fe! “No moriré, sino que viviré y declararé las obras del Señor” (v. 17). Yendo directamente a Getsemaní, la prueba de la Cruz. “No moriré, sino que viviré”. En fe, salta dentro del huerto. Ha saltado la prueba, ha saltado la Cruz, directamente a la resurrección. “No moriré sino que viviré.” ¡Qué triunfo de la fe a través de la adversidad, a través del Sufrimiento! Pero qué significado esto da a Getsemaní. Mira a la Pascua. “Este es Mi cuerpo, que es por vosotros” (1 Co. 11:24). “Esta es Mi sangre... que es derramada para la remisión de pecados”: (Mt. 26:28). Y cantaron un himno, y después del himno , lo siguiente, Getsemaní. Mira, “Ata el sacrificio con cuerdas, a los cuernos del altar” (v. 27). ¿Qué fue Getsemaní? Le ataron y Le llevaron lejos del huerto, pero Su interpretación de esa atadura era la de “un sacrificio,... ligado a los cuernos del altar”; no atado a los cuernos del altar, sino ligado con vistas a ser llevado hacia el altar. Ese es el significado, “ligado y llevado al altar”.
Esto arroja una nueva luz sobre Getsemaní, sobre las ataduras, la cautividad ¿verdad? Esta no es el predominio del hombre, esta no es la victoria del hombre, éste no es el triunfo del hombre. Este es el Cordero de Dios dejando que Dios le lleve al altar. Porque eso es lo que sigue al canto. Había cantado, “Ata el sacrificio... a los cuernos del altar”, y prosigue. Va a Getsemaní, después a la traición, después al salón del juicio, y después a la Cruz. Hay el aspecto divino a todo esto, pero aquí puedes ver a la fe tomando fuerza en este lado humano, tal y como lo consideran y lo interpretan los hombres, y convirtiéndolo en la redención del mundo.
EL ENSANCHAMIENTO DEL SEÑOR POR MEDIO DE LA CRUZ
De nuevo en el versículo 5: “En mi desesperación clamé al Señor y el Señor me respondió, y me puso en lugar amplio”. ¿Son estas palabras del Señor Jesús? Si, en Su desesperación invocó: “Oh, Padre, si es posible, pase de Mí esta copa”. Y estando en agonía oró más intensamente... “Padre, si no puede pasar esto, a menos que beba, sea hecha Tu voluntad” (Mateo 26:39,42; Lucas 22:44). “En mi angustia invoqué...” y aunque no parece que el Señor respondiera y liberara, un apóstol dice que Él fue oído (He. 5:7). ¿Y cómo fue Él oído? ¿Tenemos la prueba de que Él fue oído y recibió la respuesta? “El Señor me respondió y me puso en lugar amplio”. ¿Un lugar amplio? Si, Él está en un lugar muy amplio. ¡Qué engrandecido fue nuestro Señor a través de Su Cruz! “Como estoy bajo presión”, dijo: “¡Como me angustio hasta que se cumpla!” (Luc. 12:50). Esto fue ensanchamiento por medio del sufrimiento. Su pasión significó ensanchamiento, liberación de una limitación. Pero es la voz de la fe. Al ir a la Cruz, la fe va más allá de la Cruz y reclama la respuesta de la vida, y no de la muerte; ensanchamiento y no limitación. Podríamos quedarnos mucho tiempo alrededor del ensanchamiento que ha venido al Señor Jesús a través del sufrimiento por la fe, y esto esperamos hacer en mensajes más adelante.
VIDA, LIBERTAD Y ENSANCHAMIENTO PARA NOSOTROS EN CRISTO
Pero qué testimonio es esto de la misericordia de Dios. Este es el punto. Dije un poco antes que este “Yo” del Salmo es un “Yo” inclusivo y colectivo. En primer lugar, es la nación que habla de forma personal, usando este pronombre personal “Yo”. Ahora es tomado co relación al Señor Jesús: “No moriré”. Pero ves que no es simplemente personal. Sabemos que el Señor Jesús no tenía necesidad de ir a la Cruz por Él mismo. Con frecuencia se ha indicado que las palabras usadas más tarde por un apóstol: “quien por el gozo puesto delante de Él menospreció el oprobio, soportó la Cruz y se sentó a la derecha del trono de Dios” (He. 12:2), deberían ser traducidas: “Quien, en lugar del gozo que estaba delante de Él, soportó la cruz, menospreció el oprobio...” y te lleva al monte de la transfiguración.
El monte de la transfiguración fue el sello a la perfección de Su carácter moral. No hay transfiguración o glorificación aparte de la perfección moral, y así, Dios dio de Él el testimonio de que Él era perfecto, de que no encontró falta en Él, que superó el escrutinio de los ojos de la santidad divina, y que no había falta o mancha en Él: Él era perfecto. Por tanto, tenía el derecho de ir desde el monte de la transfiguración a la gloria por medio del Sí. La gloria era Suya: fue declarada Suya, se mostró como Suya, era Suya. Pero en lugar del gozo puesto delante de Él, se volvió y bajó y soportó la Cruz, y si tu miras el contexto de las palabras en Hebreos, descubrirás que todo fue por causa de nosotros mismos; que no se marchaba a la gloria sin nosotros. Llevar muchos hijos a la gloria necesitaba su venida, lo ya mencionado siendo su derecho, Su derecho inmediato, a la gloria, y soportar la Cruz. Recuerdas como en la misma carta a los Hebreos, es puesto en la boca misma del Señor: “Yo y los hijos que Dios me ha dado” (He. 2:13). “No se avergüenza de llamarlos hermanos” (He. 2:11).
Así, este glorioso salmo, con su maravilloso tema alrededor de la vida del Señor Jesús y de la Cruz del Señor Jesús nos reúne. Estamos en este “Yo” colectivo. Entramos a lo bueno de todo ello. “No moriré si no que viviré”. “El Señor me respondió y me puso en un lugar amplio”. Es cierto, ¿o no? Es cierto. Tenemos esa vida triunfante sobe la muerte. Él nos ha dado esa vida a nosotros. Es nuestra. No es sólo nuestra en términos generales –“el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús nuestro Señor” (Ro. 6:23)–, sino que es un testimonio para toda nuestra vida, algo para el ahora. Es una vida que sale de Su muerte y que ha vencido a la muerte en Él. Es para nosotros. No perdamos la fuerza de ello por familiaridad. Ha de ser un testimonio cada día. Lo que tenemos en Cristo ha de ser experimentado y manifestado cada día, y puede serlo.
Pero entonces –y dedicaremos mucho tiempo a esto– ¡qué ensanchamiento tenemos en Cristo desde nuestra limitación! ¡Qué infinitamente grande es el lugar en el que hemos sido introducidos, qué inagotables los recursos, qué alcances tan enormes, qué potentes las fuerzas a las que hemos llegado en Cristo a través de Su muerte!
Cierro recordándote esto, que aunque todo está acabado en Él, que en lo que a Él respecta, no queda nada más qué hacer en este asunto: está acabado y es final, y Él ha entrado en Su reposo, se ha sentado a la diestra de la Majestad en los cielos; nada de aquello por donde tengamos que pasar podrá añadir nada a eso, nada de lo que podamos experimentar le podrá quitar; no obstante, en un sentido –no vicariamente, no en cuánto a la expiación, no en el aspecto de Su gran obra redentora– sino en un sentido de comunión con Él mientras Él sigue siendo rechazado en este mundo, y de humillación en comunión con Él, permanece el principio; es decir, que la vida y en ensanchamiento vienen por medio de la adversidad y con ello, el triunfo de la fe. Es la ley de vida. El triunfo de la fe en la adversidad se manifestará en vida y en ensanchamiento.
Veremos de manera más completa lo cierto que es eso. La Biblia está llena de ello. Dada una verdadera prueba de la fe, mucha adversidad y oposición, todas las cosas presionando por todas partes, ‘todas las naciones me rodearon, me rodearon, me rodearon por completo’, puedes ver que todo ellos es reiterado todo el tiempo y es muy real; no obstante, eso sólo constituye el desafío de la fe. La fe mira sobre eso como una oportunidad, y cuando la fe sale en su declaración contra todo eso, y dice:
“No moriré, sino que viviré y declararé las obras del Señor”, ese es el camino a una
nueva experiencia de vida y a un nuevo campo de plenitud –al ensanchamiento por medio del desafío de la victoria de la fe.
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