por T. Austin-Sparks
Los siguientes mensajes fueron ministrados en una conferencia en Suiza en 1962, y los lectores detectarán algunos toques locales, y algunas características de la forma hablada. Nos han pedido repetidamente que publiquemos esas meditaciones, y al hacerlo, sólo podemos esperar que muchos más puedan sacar provecho de ellas. Ha sido nuestro objetivo mantener la enseñanza estrechamente relacionada con la vida en sus necesidades y demandas prácticas. Un mensajero poco puede hacer –si es que algo puede hacer– diferente de entregar fielmente su mensaje. El propio Señor Jesús apenas podía hacer esto, y entonces orar. Ciertamente no podemos parar de entregar la verdad, porque muchos que la escuchan fallan en expresarla después de oírla. Es siempre una cuestión de “echar el pan sobre las aguas”, o “sembrar cerca de todas las aguas”, no “prestando atención a las nubes o a la lluvia”. El ministerio es siempre una obra de fe. Solamente la eternidad puede mostrar el valor. Por tanto, encomendamos estos mensajes al Espíritu de Dios, para que Él haga de valor eterno todo lo que Él pueda; y confiamos en que los lectores busquen convertirlos en verdad aplicada, y no apenas obtener más información.
T. Austin-Sparks
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