por T. Austin-Sparks
Capítulo 2 - Aprendiendo La Verdad
Vamos a comenzar leyendo los siguientes pasajes:
Juan 8:31-36, “Entonces Jesús dijo a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres. Ellos le respondieron: somos descendencia de Abraham, y nunca hemos sido esclavos de nadie: ¿Cómo dices tú: Seréis libres? Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo: Cualquiera que hace pecado, es esclavo del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre: el hijo permanece para siempre. Por tanto, si el Hijo os hace libres, seréis verdaderamente libres.”
Juan 8:44, “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él fue un asesino desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de lo suyo, porque él es un mentiroso, y padre de la mentira.”
Juan 8:55, “Vosotros no Le conocéis, mas yo Le conozco, y si debo decir que no Le conozco, voy a ser como vosotros, un mentiroso, pero yo Le conozco, y guardo Su palabra.”
Juan 14:6, “Jesús le dijo: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.”
Juan 14:17, “El Espíritu de la verdad, al que el mundo no puede recibir, porque Le menosprecia, y no Le conoce; ustedes Lo conocen, porque Él permanece con ustedes y estará en vosotros.”
Juan 15:26, “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré desde el Padre, el Espíritu de verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí.”
Romanos 1:18, “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que reprimen la verdad con la injusticia.”
Romanos 1:25, “Ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira.”
Efesios 4:21, “Si en verdad Le habéis oído y habéis aprendido de Él, conforme a la verdad que está en Jesús.”
Efesios 4:24, “Vestíos del nuevo hombre, que fue creado según Dios en justicia y santidad de la verdad.”
Apocalipsis 3:7, “Estas cosas dice Él que es Santo, el que es Verdadero.”
Apocalipsis 3:14, “Estas cosas dice el Amén, el testigo fiel y verdadero.”
En el capítulo anterior hablamos acerca de la escuela de Cristo, y dijimos que todo verdadero hijo de Dios es introducido en la escuela de Cristo bajo la mano del Espíritu Santo, el Espíritu de la unción. Dijimos que la primera gran obra del Espíritu Santo es presentar a Cristo al corazón, como el objetivo de Dios en todos los tratos del Espíritu Santo con nosotros. Cristo es presentado y atestiguado por Dios como el objeto de Su placer. En seguida, el Espíritu Santo da a conocer el propósito divino en relación con esa revelación interna del Señor Jesús, a saber, que debemos ser conformados a la imagen del Hijo de Dios.
Luego hablamos de las dos lecciones básicas en las que se basa nuestra educación. En la primera, el Espíritu Santo se esfuerza en hacer que todos los que estamos bajo disciplina (este es el significado de la palabra discípulo) conozcamos por experiencia, de manera interna en nuestros propios corazones, la absoluta “otredad” de Cristo con respecto a nosotros mismos. En la segunda, el Espíritu Santo trabaja para llevarnos al lugar donde nos demos cuenta cuán imposible es la situación separada del milagro de Dios, de que por nosotros mismos nunca podremos ser como Cristo. Esto es algo externo a nosotros mismos, es obra de Dios; esta es la conclusión.
Bueno, todo esto es introductorio en la escuela de Cristo, aunque me parece que esta educación preparatoria continúa hasta el fin de nuestros días. En todo caso, aunque parece que se extiende en gran parte de nuestra vida, debería alcanzar un punto que represente una crisis específica, un punto de crisis en el que el fundamento es establecido, en el que estas dos cosas son reconocidas y aceptadas. ¡No vamos a llegar muy lejos hasta que sea así!
La persona que en verdad empieza a moverse, es la persona que ha tenido su última desesperación de sí misma, es la persona que ha llegado a ver con toda claridad, por la iluminación del Espíritu Santo: “Ya no más yo, sino Cristo. ¡No lo que soy yo, Señor, sino lo que Tú eres! Eso y solo eso puede ser el verdadero descanso de mi alma. Tu amor, no el mío. Tu paz, no la mía. Tu descanso, no el mío. Tu todo, nada de lo mío. ¡Tú!” Este es el fundamento esencial del crecimiento espiritual, del conocimiento espiritual, de la educación espiritual.
“Yo Soy la Verdad”
En este capítulo vamos a ver más de cerca al Señor Jesús, como el objetivo de Dios y estándar para la obra del Espíritu Santo en nosotros. Vamos a ver la “otredad” que Él representa. Hemos leído varios pasajes, todos los cuales, como habrá notado, tienen que ver con la verdad. Sin lugar a dudas, estos versículos de los Evangelios deben haber jugado un papel importante en la educación de los discípulos.
En primer lugar está la declaración hecha a los judíos. ¡Una tremenda declaración para los oídos de aquellos discípulos! Algunos judíos habían hecho profesión de fe y a ellos Él les planteó la cuestión del discipulado. Él les dijo a los judíos que le habían creído (que no es lo mismo decir que habían creído en Él): “Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” Ellos le respondieron con el reproche: “Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie.” Pero Él insiste en este tema de la verdad, de la verdad en relación a Sí Mismo y añade: “Por tanto, si el Hijo os hace libres, seréis verdaderamente libres.”
Entonces, “…conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres,” se levanta la cuestión del linaje que ellos eran y se asocia con la declaración: “…si el Hijo os hace libres, seréis verdaderamente libres.” ¿Me siguen? Conocer la verdad es conocer al Hijo. La libertad mediante la verdad es por medio del conocimiento de Él.
Luego les dijo a los judíos, supongo que a unos más violentos, estas palabras de fuerza sin precedentes: “Vosotros sois de vuestro Padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él fue un asesino desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de lo suyo, porque él es un mentiroso, y padre de la mentira.” Lenguaje tremendamente fuerte, y todo con respecto a este punto de la verdad, de la verdad ligada a Él Mismo.
Entonces, usted llega al capítulo 14, Él está solo con sus discípulos y Felipe le dice: “Señor, muéstranos al Padre, y nos basta.” Su respuesta fue: “¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido Felipe? Él que me ha visto a mí, ha visto al Padre.” Otra pregunta en la escuela: “Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?” Jesús dijo: “Yo soy el camino, y la verdad…” “Yo soy la verdad.” La verdad no es una cosa, la verdad es una Persona. Bueno, todo está en la escuela de Cristo y todo está relacionado con Cristo como la Verdad.
No sé qué tan importante sea esto para usted, pero nuestro objetivo es que lo sea. ¿Qué tan importante es para usted tener un verdadero fundamento? Después de todo, la característica suprema de un fundamento es la verdad, que esté bien y que esté verdaderamente establecido. Este fundamento tiene que soportar una responsabilidad muy pesada, nada menos que la responsabilidad de nuestro destino y bienestar eterno, o mejor dicho, la justificación de Dios. Por eso, dicho fundamento debe ser absolutamente cierto y debe ser la verdad. A nosotros, por nuestra parte, nos corresponde estar seguros de dónde estamos, nos corresponde estar seguros de haber terminado con toda nuestra imaginación, nos corresponde acabar para siempre con todo lo que no es genuino y absolutamente verdadero en nuestro entendimiento. Esto es justamente lo que vamos a analizar ahora. Las consecuencias son tan grandes que no podemos permitirnos tener ninguna duda en nuestra comprensión.
Así es. Usted y yo vamos a encarar a Dios en algún momento. Vamos a estar, literalmente, cara a cara con Dios en la eternidad, y entonces se va a levantar la pregunta: ¿Nos ha fallado Dios en algún momento? ¿Seremos capaces de decir, en cualquier detalle: ‘Señor, me fallaste, no fuiste fiel a tu palabra’? Tal posición es impensable. Nadie podrá presentar una acusación como esta ante la puerta de Dios. Nadie podrá tener alguna duda respecto a la verdad, la realidad y la fidelidad de Dios. El Espíritu Santo ha sido enviado como el Espíritu de verdad para que nos guíe a toda verdad, para que no haya sombra alguna entre Dios y nosotros en cuanto a Su absoluta fidelidad, Su fidelidad a Sí mismo y a toda Su palabra. ¡El Espíritu Santo ha venido para eso! Si esto es cierto, entonces el Espíritu Santo tratará con todos los discípulos en la escuela de Cristo, para cortar todo lo que no sea verdad, todo lo que no sea auténtico, a fin de que cada discípulo repose sobre un fundamento en el que pueda permanecer delante de Dios en el día de Su absoluta y total justificación.
La Necesidad de un Verdadero Fundamento
Pero para que esto sea así, usted y yo, bajo la enseñanza del Espíritu Santo, tenemos que ser tratados muy fielmente y ser llevados a un lugar en el que seamos perfectamente moldeables delante de Dios, donde haya respuesta total al Espíritu Santo y nada de nosotros se resista o lo rechace. A un lugar donde estemos perfectamente abiertos y listos para que Él ponga Su dedo sobre cualquier cosa en nuestra vida que necesite ser tratada y conformada, y obtenga un mayor resultado. ¡Él está aquí para eso!
La alternativa a esta obra que el Espíritu Santo debe hacer en nosotros, es que nos encontremos en una posición falsa, y es mucho, mucho más costoso encontrarnos en una posición falsa, aun cuando solo sea en ciertos puntos. Este mundo en el que vivimos es un mundo falso, un mundo que es llevado sobre mentiras. Toda la constitución de este mundo es una mentira y dicha mentira está en la naturaleza misma del hombre, pero como las multitudes no lo saben creen estar en lo verdadero. Están tratando de construir el mundo sobre un fundamento falso. El Reino de Dios es completamente “otro”; está construido sobre Jesucristo, la Verdad.
Bien, por el momento, mi énfasis es sobre la necesidad de un verdadero entendimiento con respecto a dónde estamos. Sobre la necesidad de hombres y mujeres en quienes la verdad de Cristo haya sido forjada y sigan con Dios no importa lo que cueste. “Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? El que... habla verdad en su corazón…El que aún jurando en daño suyo, no por eso cambia.” Es decir, el que tome la posición de la verdad aunque le cueste caro. Nosotros estamos influenciados por toda clase de consideraciones falsas, influenciados por lo que otros piensan y dicen, especialmente, por aquellos que están en nuestro círculo religioso, los de nuestra tradición. Sus consideraciones e influencias son falsas, y se unen y evitan que hombres y mujeres continúen con Dios en el camino de la luz. Al final, el resultado es un entendimiento falso.
¿Aceptaría usted que le dijera que no hay verdad en nosotros? Esta es una de las cosas que vamos a descubrir en el trato del Espíritu Santo con nosotros, que por naturaleza no hay verdad en nuestra mente. Podemos estar firmemente convencidos, podemos estar dispuestos a dar nuestras vidas por nuestras convicciones y a poner en el crisol todo lo que creemos con todo nuestro ser que es cierto, que es verdad, y de igual modo estar completamente equivocados. Tal fue el caso de Saulo de Tarso: “Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret.” Otra cita: “…viene la hora cuando cualquiera que os mate [muy celoso por sus convicciones], pensará que rinde servicio a Dios.” ¡Pensará que esa es la voluntad de Dios! Algunos, convencidos de que es la voluntad de Dios, dan su propia vida en la fuerza de sus convicciones, o toman la vida de otros en la fuerza de sus convicciones. ¡Cuán lejos vamos a ir en la fuerza de las convicciones y cuán equivocados vamos a estar; totalmente equivocados. Tan absolutamente equivocados como celosos somos!
Una falsa convicción, no hay mente humana que no sea capaz de caer en ese estado. La semilla está en la naturaleza humana, en cada uno de nosotros, en la mente como convicción, en el corazón como deseo. Nosotros podemos pensar que nuestro deseo es perfectamente puro y recto, y puede ser completamente falso; lo mismo con nuestra voluntad. ¡Por naturaleza en nosotros no hay verdad!
Vivir por la Verdad
¿Qué es un cristiano? Un cristiano es alguien que no tenía buen carácter, pero que ahora sí tiene buen carácter; una persona que no era muy cordial, pero que ahora sí es cordial; una persona que no era muy celosa, pero que ahora es muy celosa; una persona de diferente disposición a como era antes. ¿Es esta una verdadera definición de lo que es un cristiano? Deme un botiquín de productos homeopáticos y tráigame a una persona muy irritable. Démosle una dosis de, ¿qué diré? Nuez vómica,1 y en dos o tres horas será un hombre de muy buen carácter. ¿Es él un cristiano? Démosle otra cosa y devolvámoslo a su estado anterior. ¿Era salvo y ha apostatado?
Las drogas pueden cambiar a un hombre en pocas horas. De ser una persona aletargada, negligente e indiferente, a ser una persona viva, entusiasta, activa. De ser miserable, descontenta, taciturna, melancólica, desagradable e irritable, a ser amable, agradable, aliviada de toda la tensión nerviosa que hacía que fuera así, y libre del desorden digestivo que hacía que fuera un patán con quien vivir. ¡En poco tiempo usted ha hecho un cristiano a punta de drogas! ¿Ve el punto?
¿Dónde está la verdad? Si la verdad de mi salvación descansa en el ámbito de mis sentimientos, de mi sistema digestivo o de mi sistema nervioso, voy a ser un pobre cristiano, porque eso va a cambiar día a día según el clima o cualquier otra cosa. ¡No! ¿Dónde está la verdad? “No lo que yo soy, sino lo que Tú eres.” Ahí es donde está la verdad. “Vosotros conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.” ¿Libres de qué? De la esclavitud. ¿Cuál esclavitud? De las cadenas de condenación que Satanás pone rápidamente sobre usted, cuando usted no se siente a la altura. Usted se siente mal en su ser y deprimido, siente la muerte a su alrededor y está irritable, entonces Satanás viene y le dice: “¡Usted no es cristiano! ¡Bonito cristiano!” Y usted se hunde. ¿Es esa la verdad? ¡No, es una mentira! La única respuesta para la liberación y la emancipación es: “No es lo que yo soy, es lo que Él es. Cristo permanece igual.” Él no es como nosotros, que cambiamos en esta vida humana hora tras hora, día tras día. ¡Él es Otro!
Perdóneme por enfatizar esto con tanta fuerza, pero realmente creo que es la única forma en que vamos a ser salvos. Jesús dijo: “Yo soy la verdad.” ¿Qué es la verdad? Es lo que se opone a todos los argumentos de Satanás, el que es “mentiroso y padre de mentira.” Es lo que nos libra de este falso yo que somos. ¡Porque somos un falso yo! Somos un puñado de contradicciones. No podemos estar seguros de que vayamos a pensar lo mismo por mucho tiempo, ni de que nuestras convicciones no vayan a dar media vuelta. ¡No, no se trata de nosotros, se trata de Cristo! Vea cuán falsa puede ser nuestra posición, si estuviéramos en la naturaleza humana ¡Qué juego podría hacer el diablo con nosotros!
Estoy usando estas ilustraciones para llegar al meollo de esto. ¿Qué es la verdad? ¿Qué es verdadero? Bueno, no se encuentra en nosotros. ¡No hay verdad en ninguna parte de nuestro ser! Solo Cristo es la verdad. Usted y yo tenemos que aprender a vivir en Cristo, y mientras no lo hayamos hecho, el Espíritu Santo no podrá hacer otra cosa. Tal vez usted esté diciendo: “¿No es un verdadero cristiano el que tiene mejor temperamento? ¿No hay ninguna diferencia? Entonces, ¿está bien que un cristiano sea irritable y todo eso?” No estoy diciendo eso, no lo estoy absolviendo.
Lo que estoy diciendo es, que el Espíritu Santo no tendrá terreno sobre el cual trabajar para conformarnos a Cristo, en tanto usted y yo no aprendamos a aferrarnos a Cristo por fe. Si insistimos en vivir sobre la base falsa del yo, el Espíritu Santo nos dejará solos. Pero cuando vivimos por la fe de Cristo, el Espíritu Santo puede llegar y hacer que Cristo sea real en nosotros, nos enseñe victoria, nos enseñe dominio, que por medio de la liberación, nos enseñe cómo no ser presa de buenos o malos sentimientos en nosotros, y a vivir en otra naturaleza por completo. Cuando usted realmente se coloca sobre el terreno de Cristo, reduce en gran manera el terreno de abajo.
Tomemos la irritabilidad, por ejemplo. Quizás algunas personas nunca hayan sufrido de esta manera, pero otras sí saben lo que es esta batalla. Tomemos este caso. Hoy nos sentimos nerviosos, tensos, insuficientes. ¿Qué vamos a hacer al respecto? ¿Vamos a hacer que estos sentimientos sean nuestra vida cristiana o la negación de nuestra vida cristiana? Si nos metemos en ese terreno, Satanás estará pronto a sacar el máximo provecho de ello, a llevarnos a una terrible esclavitud y a matar toda vida espiritual. Pero si usted asume la posición de: “Sí, así es como me siento hoy, es mi debilidad hoy. Pero Señor Jesús, Tú eres “otro” diferente de mí, y descanso en Ti, me aferro a Ti y te hago mi vida.” ¿Ve lo que ha hecho? Ha reducido por completo el terreno debajo de los pies del diablo, y encontrará que hay paz y descanso en esto, y aunque es posible que aún se sienta mal externamente, en su interior usted está en reposo. El enemigo es excluido de su interior, no tiene lugar ahí; la paz de Dios se levanta como un centinela del corazón y de la mente a través de Jesucristo; la ciudad está segura.
Satanás siempre está tratando de llegar al espíritu a través del cuerpo o del alma para capturar la fortaleza y ponerla en esclavitud. Pero nosotros podemos permanecer libres interiormente aunque nos sintamos muy mal externamente. Esto es libertad mediante la verdad. ¡Esa es la verdad! No es una cosa ni una afirmación, es una Persona. La verdad es lo que es Cristo, y Él es completamente diferente de lo que somos nosotros.
Pues bien, el Espíritu Santo, como el Espíritu de Verdad, nos enseña que permanecer en Cristo es de lo que se trata todo, la alternativa a esto sería, que nos metamos de manera mental, en nosotros, en otras personas o en el mundo. ¡Permanezcamos en Cristo y hallaremos descanso, paz y liberación! Pero no hay que olvidar, que si vamos en serio con el Espíritu Santo, Él no va a permitir que seamos engañados. Es decir, el Espíritu Santo va a exponer nuestro verdadero yo. Nos va a descubrir y a mostrar a fondo que no hay nada sólido ni confiable en nosotros, a fin de dejar muy claro, que solo en Cristo, el Hijo de Dios, hay garantía, seguridad y vida.
Tengo una sensación de fracaso al tratar de transmitirles a ustedes lo que tengo en mi corazón. Muchas personas piensan que la vida espiritual, que la vida del hijo de Dios es un asunto de cosas. Que es una cosa llamada “el mensaje de la cruz.” Que es una cosa llamada “santificación.” Que es una cosa llamada “liberación.” Que es una cosa llamada “morir con Cristo.” Una cosa. Esas personas tratan de apoderarse de ella, pero no hay liberación alguna de esa manera. ¡No funciona! ¡La “cosa” no funciona! Todo tiene que ver con la Persona, con el Señor Jesús, y el Espíritu Santo nunca nos salvará por medio de una “cosa.” Él siempre nos llevará a la Persona y hará de Cristo el fundamento de nuestra vida, de nuestra liberación, de nuestro todo. Así que la palabra es Cristo Jesús, “…el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención.”(1 Corintios 1: 30)
La Permanente Necesidad de Fe
Bueno, tengo que concluir. La obra del Espíritu Santo es conformarnos a Cristo, hacernos tomar la forma de Cristo, formar a Cristo en nosotros, pero Cristo siempre será “otro,” siempre será diferente de nosotros, por lo que nunca dejará de haber un llamado a tener fe. ¿Espera usted alcanzar un punto en este caminar terrenal en donde se pueda prescindir de la fe? ¡Esa es una falsa esperanza! La fe va a ser requerida en sus últimos momentos de vida, si no más que en cualquier otro momento. La fe es una permanente necesidad, es necesaria durante toda la vida. Si esto es cierto, en sí mismo descarta cualquier esperanza de que tengamos en nosotros mismos a Cristo. Ese fue el primer pecado de Adán, la elección de lo suyo, la de no tenerlo todo en Dios; la elección de tenerlo todo en sí mismo en independencia y deshacerse de la idea de la fe. Así que él pecó por incrédulo, y todo el pecado que ha existido desde entonces se le atribuye a esta misma realidad: Incredulidad.
La fe es el gran factor de la redención, de la salvación, de la santificación, de la glorificación; todo es mediante la fe. ¡Ella deshace la obra del diablo! La fe simplemente significa, que hemos sido colocados en una posición que no tenemos en nosotros mismos, solo la tenemos en Otro, que se conoce y se disfruta de ella solo mediante la fe de ese Otro. Por lo tanto, Gálatas 2: 20 siempre viene con renovado vigor: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” Yo vivo la vida en la carne, en la fe del Hijo de Dios. ¡Qué el Señor interprete Su palabra para nosotros!
1 (Fruto de una árbol medicinal - Nota del traductor)
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